martes, 12 de agosto de 2014

GROUND CONTROL TO MAJOR TOM

La cuenta atrás se termina, mañana es mi ultimo día de trabajo antes de vacaciones.

Sé que mañana puede ser un día extremadamente bueno o extremadamente malo. Sé también que de los dos días que quedan, habrá que ir con pies de plomo en según qué cosas, porque los nervios y la anticipación son los peores consejeros que se pueden tener. Hoy, sin ir más lejos, mi pobre Gabriel ha sucumbido a la ansiedad y ha tenido más de un ataque de nervios, malhumor y frustraciones varias.

La frustración. No existe nada peor que ese sentimiento.  Un estado que he intentado ahogar por demasiado tiempo, sólo para darme cuenta de que las frustraciones no se ahogan, sino que aprenden a nadar en tiempo récord.

Y es precisamente esa realidad la que me hace pensar que si bien uno comienza cualquier viaje con entusiasmo, ilusión y joie de vivre, son precisamente las frustraciones que añaden profundidad y sabor a determinados momentos del trayecto. Sé que no será un viaje perfecto, pero no sé en qué momentos la imperfección será palpable.




domingo, 10 de agosto de 2014

NUEVO MIEMBRO DE LA TRIBU

Tenía tres días libres. En un mundo perfecto, los habría utilizado para terminar el cómic que estoy dibujando.  Gabriel y mamá se fueron a la montaña y me dejaron solo como la una en casa para hacer lo que se me viniera en gana. Apropiadamente, y como cada año que me pasa, utilicé mis tres días de libertad para hacer poco, demasiado poco, tocarme las narices, ordenar papeles y limpiar el piso con tanta obsesión como falta de efectividad y alquilé tres películas. Y poco más.

El viernes, siendo como era mi último día de supuesta libertad, decidí que en lugar de irme a casa en el metro como cada día, podía dar un paseo por ahí, irme a comer en el bar Los Amigos de Gracia, donde la dueña me trata como si fuera su nieto favorito, me llena el plato pantagruélicamente y siempre me rebaja el precio, y en lugar de irme a la comisión de fiestas, tiré para la avenida y cogí el autobus. Yo nunca hago eso.

Pues que estoy en e autobus y antes de llegar a casa, veo por la ventana a un gatito de pocas semanas corriendo por la calle, evidentemente perdido y aterrorizaddo. Automáticamente, lo que hice fue bajar en la siguiente parada, desandar lo andado y recogerlo.  No debe tener más de un mes como mucho, y parece lastimado. Tiene algún problema digestivo y debe de estar muy débil.

Todos nos hemos encariñado con ella y hasta le hemos puesto nombre.  Tiene agua y comida en dos platos de porcelana húngara, regalo de bodas de la abuela de Sibylle, y una caja de arena hecha con la caja de madera de unas botellas de champagne que llegaron como regalo de fin de año.   From rags to riches. 

Espero que lo que tenga no sea grave y que se quede con nosotros.  Es bueno tener un gato negro en casa. Es una sombra de la guarda que aleja maleficios.

Tres días más y nos vamos.   Vértigo.


lunes, 4 de agosto de 2014

EMPIEZA EL VERANO DE VERDAD

Cuando Barcelona entra en su fase veraniega, la gente arrastra sus sillas a la calle y se queda ahí hasta las tantas, anochece a las diez y media por la noche y por las calles hay por lo menos cuatro idiomas que se hablan a la vez. Por las mañanas las golondrinas obscurecen el aire y uno se siente como una vasija de barro que se va cociendo a fuego lento en el horno gigante de algún ceramista intergaláctico.

La otra noche hice un derive desde el Raval hasta el Putxet, pasando por el barrio Gotico y parte del Eixample, porque no hace falta ser turista para pasearse por esta Barcelona de los desesperos y las alegrías a contrapelo. En la rambla, atascadas entre los árboles como luciérnagas de plástico, brillaban esas luces azules que los pakistaníes lanzan al cielo y bajan girando a cámara lenta. Por la plaza del Ajuntament, avergonzada quizás por el escándalo de corrupción de la familia Pujol, la senyera se había enredado en su mástil y se resistía a ondear, mientras la rojigualda bailaba con el viento con el desenfreno histérico de una folklórica suelta en el plató.

Alguien cantaba en la plaza del Pi  y una manada de cuerpos bronceados y cabezas rubias bajaba por Via Laietana buscando el susurro acompasado del Mediterráneo.

A veces me da pena constatar que todos los turistas parecen o completamente ingenuos y perdidos o rematadamente vulgares y estúpidos.  Me pregunto qué tipo de turista soy yo, aunque hace mucho que no he ido a ninguna parte como turista al cien por cien.

Faltan diez días para partir.  Y el destino me acaba de regalar cuatro días de gloriosa soledad; regalos que suelo desperdiciar perdiendo el tiempo y estrellándome contra las ventanas como un gorrión olvidado dentro de una peluquería.

Empieza el verano de verdad y los andenes se llenan a mediodía.  El aire caliente se te pega a la piel como una molesta lapa y lo único que quieres hacer es olvidarte de la rutina, partir a otro lugar de aires distintos, y vagar por sus calles con un aspecto desesperadamente ingenuo, completamente perdido o irremediablemente estúpido.

domingo, 3 de agosto de 2014

CHUBASCOS

Este año el verano ha llegado de manera espasmódica. A diferencia del verano pasado, cuyo recuerdo es vago y atormentado, como el de una pesadilla, este año no han sido tres meses de agonía, sino una lenta progresión de calores  y una ola infernal y sofocante de calor africano que se abatió sobre la ciudad como una plaga de langostas, seguida por amables corrientes de brisa marina y chubascos milagrosos, algunos de los cuales cayeron en el patio a las cinco de la mañana, lo que constituye la mejor manera de despertarse en cualquier día de la semana.  Ayer llovió a cántaros y se dibujaron enormes centellas entre las nubes.  Salimos a jugar a plazas desiertas por la lluvia y caminamos por calles vacías. La gente es tonta al escapar de la lluvia en verano. Claro que si te quedas a disfrutar de la lluvia en la calle pareces un contentísimo idiota de esos anuncios de Coca-Cola en los que la gente está insólitamente feliz, como si le hubieran echado extasis al refresco.

 Esta mañana, desayunamos en un patio que aún transpiraba las frescuras de ayer por la tarde.

Hemos comprado los billetes de tren para ir a Madrid y de ahí al aeropuerto.  Nos hemos quedado sin dinero y como siempre pasa, los domingos son un ir y venir de tigre enjaulado mientras el pobre de Gabriel se aburre por los pasillos.

Esta tarde toca trabajar. Tengo una traducción de cuatro horas, y como siempre pasa, no estaría de más limpiar el piso para no tener que empezar el lunes con un caos doméstico añadido al caos existencial.

Pero pase lo que pase estas dos semanas, que se adivinan raudas y llenas de proyectos sin terminar que se harán urgentes a medida que se acerque la hora de partir, cuando se abre la perspectiva de un viaje a lo lejos, uno se siente como un barco que aún sin haber zarpado ya ha soltado amarras y empieza a desplegar el velamen.




sábado, 2 de agosto de 2014

GUIRI GROUNDS

Hasta hace un par de años, cada primero de Agosto era un ritual de purificación. Salía del trabajo, hastiado de stress, me iba a casa y me afeitaba la cabeza, me frotaba la cabeza ante el espejo escuchando a Tom Waits o a Noir Desir y por la noche, íbamos a ver la fuente mágica de Montjuic.
Cada año me prometía cambiar las cosas, pero éstas no cambiaban jamás, o si lo hacían, cambiaban muy lentamente.

Ahora que varias cosas han cambiado de manera radical, ya no me afeito la cabeza al cero cada año y hace mucho que no voy a ver la fuente mágica. Sin embargo, anteayer recibí dinero de mi familia, me fuí al Raval a comer ( ya estoy mayor para comer Shawarmas. Ya no me sientan bien) y me hice cortar el pelo a la navaja.

Anoche regresé al Raval como suelo hacer cada cierto tiempo. Ahí vive mi juventud. Aunque ahora no sea más que un parque temático para extranjeros y todo lo que en su momento fué se haya ido o esté desapareciendo.

Al constatar que no tenía dinero para regresar en metro, subí a pie durante una hora hasta llegar al barrio sin personalidad ni encanto en el que ahora vivo, dejando mi Raval atrás o la parte gitana de Gracia. Ví tres o cuatro detalles que fotografié con el móvil, empecé a preocuparme acerca de la música que quiero llevar en el MP3, doblé la esquina que daba a calle La Perla y ví con tristeza profunda profunda, que habían retirado el cartel de Pan y Musica de la pared.  Ese cartel con la cara de Theda Bara cuando hacia de Cleopatra.

Faltan dos semanas para irse. En su momento parecían tan lejanas, ahora es como asomarse a una pendiente y empezar a deslizarse por ella. Lo mejor será preparar todo para entonces en lugar de terminar enloqueciendo minutos antes de llegar al aeropuerto.


viernes, 1 de agosto de 2014

PRIMER DIA DE AGOSTO

Es viernes y el primer dia de Agosto. Dentro de dos semanas partimos de viaje.

El calor aprieta y toda la ciudad se prepara para salir de viaje.  Los lugareños se van y los turistas llegan en un desfile de maletas rodantes, mapas desplegados, gafas de sol y camisetas de tirantes.

Hay tres semanas de aqui hasta Septiembre para ir subiendo imagenes, experiencias y momentos.  Hay tantos lugares donde quiero ir por segunda y tercera vez, tantos lugares que quiero revisitar y tantas cosas que vamos a hacer por primera vez mi hijo y yo.

Esa sensacion de nervios y anticipacion ha despertado timidamente.  Soy un cachorrito que empieza a mover la cola y olisquear el aire, despues de meses de tedio y tranquila desesperacion.

Mi hijo somos dos hombres con un destino. Rumbo a Bolivia, como Butch Cassidy y el Sundance Kid

Ya os iremos contando que tal nos va por ahi.

Raindrops keep falling on my head....