sábado, 2 de agosto de 2014

GUIRI GROUNDS

Hasta hace un par de años, cada primero de Agosto era un ritual de purificación. Salía del trabajo, hastiado de stress, me iba a casa y me afeitaba la cabeza, me frotaba la cabeza ante el espejo escuchando a Tom Waits o a Noir Desir y por la noche, íbamos a ver la fuente mágica de Montjuic.
Cada año me prometía cambiar las cosas, pero éstas no cambiaban jamás, o si lo hacían, cambiaban muy lentamente.

Ahora que varias cosas han cambiado de manera radical, ya no me afeito la cabeza al cero cada año y hace mucho que no voy a ver la fuente mágica. Sin embargo, anteayer recibí dinero de mi familia, me fuí al Raval a comer ( ya estoy mayor para comer Shawarmas. Ya no me sientan bien) y me hice cortar el pelo a la navaja.

Anoche regresé al Raval como suelo hacer cada cierto tiempo. Ahí vive mi juventud. Aunque ahora no sea más que un parque temático para extranjeros y todo lo que en su momento fué se haya ido o esté desapareciendo.

Al constatar que no tenía dinero para regresar en metro, subí a pie durante una hora hasta llegar al barrio sin personalidad ni encanto en el que ahora vivo, dejando mi Raval atrás o la parte gitana de Gracia. Ví tres o cuatro detalles que fotografié con el móvil, empecé a preocuparme acerca de la música que quiero llevar en el MP3, doblé la esquina que daba a calle La Perla y ví con tristeza profunda profunda, que habían retirado el cartel de Pan y Musica de la pared.  Ese cartel con la cara de Theda Bara cuando hacia de Cleopatra.

Faltan dos semanas para irse. En su momento parecían tan lejanas, ahora es como asomarse a una pendiente y empezar a deslizarse por ella. Lo mejor será preparar todo para entonces en lugar de terminar enloqueciendo minutos antes de llegar al aeropuerto.


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